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Cumplo 18, ¿y ahora qué? – JuanSoñador Villamuriel

Cumplo 18, ¿y ahora qué? – JuanSoñador Villamuriel

Desde la Casa Don Bosco, en JuanSoñador Villamuriel, nuestra compañera Fani nos cuenta su visión y experiencia en el piso de emancipación:

“Los y las jóvenes llegan a una etapa de la vida en que deben volar del nido e independizarse, tema cada vez más complicado y difícil en los tiempos en los que estamos. Pero, ¿qué pasa cuando no existe una red familiar de apoyo? ¿o cuándo tienen familia pero no quieren volver a su hogar?

Tenemos un gran número de jóvenes tutelados/as por la administración que están protegidos dentro del sistema de protección hasta la mayoría de edad, pero una vez llegan ahí, ¿qué sucede?

Existen alternativas. Una de ellas son los pisos de emancipación. Para algunas chicas y chicos, que quieren continuar con esa compañía y apoyo fuera del entorno familiar, existen los pisos de emancipación. Se trata de un recurso de alojamiento y acompañamiento que les pueda capacitar para la vida independiente. 

Con nosotros tienen la posibilidad de iniciar su camino de emancipación con el apoyo que ofrece la seguridad de tener un techo, un lugar cálido y las necesidades básicas cubiertas.

Establecemos un plan individualizado de intervención en el que se trabajan habilidades sociales y habilidades de gestión de un hogar (presupuesto, limpieza…). El objetivo último es alcanzar su independencia.

Llevamos una trayectoria de varios años con el piso de emancipación en funcionamiento y la valoración que hacemos, en general, es muy positiva.

Esta misma semana me he encontrado con María (nombre ficticio de una de las primeras chicas del piso de emancipación). Ha sido maravilloso volver a vernos, puesto que ya hacía un tiempo que no coincidíamos… Se ha hecho mayor, ha crecido, de joven ha pasado a ser una mujer con su trabajo, bueno con dos en este caso. Todo su esfuerzo y dedicación se ha visto recompensado. Ahora mismo es una mujer adulta de 28 años, independiente, con estudios, carnet de conducir y un trabajo digno.

Por otro lado, tenemos al último chico que ha llegado a nuestro piso… llamémosle Pedro (nombre ficticio también). Con sinceridad y gran amabilidad nos ha contestado a unas breves preguntas:

Educadora: ¿Qué es lo mejor de estar en un piso de emancipación?

Pedro: Lo mejor es que estás bien y puedes seguir formándote

Educadora: ¿Y lo que menos te gusta?

Pedro: Nada, creo que todo está bien

Educadora: ¿Qué esperas de tu estancia en el piso?

Pedro: Mucho, espero lograr lo que quiero

Educadora: ¿Recomiendas a otros/as jóvenes que están en una situación parecida a la tuya que soliciten plaza en un piso de emancipación?

Pedro: Si, por supuesto

Educadora: ¿Te ha costado mucho tomar la decisión de venir al piso?

Pedro: No, porque ¡no hay nada mejor que aquí!

Pedro es un chico muy alegre, sincero, con gran sentido del esfuerzo y de  superación. Su camino hasta aquí no ha sido fácil, todo lo contrario, se ha encontrado con grandes dificultades (decirlo así, hasta suena fácil, pero ha tenido que vivir situaciones impensables en nuestra sociedad). Tiene muy claro cuáles son sus metas y la verdad que va por el buen camino para poder llegar a ellas. Claro está, que no todo es un camino de rosas sino que por el camino surgen piedras, pero que juntos las vamos solventando y avanzando cada día un poco más.

Por aquellos y aquellas que han estado y por quienes aún están por llegar al piso de emancipación:

 ¡Se puede, siempre se puede, con esfuerzo y valentía!

 ¡Estamos aquí para ayudar y acompañar!”


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