Desde Teranga Ourense nos gustaría hacer una reflexión sobre los diferentes aspectos que se han puesto en juego a la hora de hacer frente al momento actual -protagonizado por los efectos de la pandemia- en nuestra sociedad.
De alguna forma, lo que la pandemia pone en evidencia es una crisis de la civilización actual y desde aquí, si atendemos a una perspectiva de protección y cuidados de las personas vulnerables, lo que abre es un interrogante que nos interpela a todos y todas (administraciones y sociedad) para hacer frente a los nuevos cambios sociales y a las necesidades derivadas de los mismos.
Si algo ha tenido de positivo esta pandemia es la herida narcisista ocasionada a las sociedades capitalistas y occidentales. La pandemia nos hizo ver que somos vulnerables como sociedad y que las grandes catástrofes, como las pandemias, no son sólo cosa de países que quedan alejados de nuestras comodidades, marcadas por la hegemonía de una clase social más o menos acomodada, blanca y occidental. De esta misma forma, la pandemia nos llevó a poner en consideración a profesionales de los que antes apenas nos percatábamos (personal de limpieza, del campo, del transporte…) y nos llevó también a ver que las fronteras geográficas sirven de muy poco ante una pandemia y que, además, el bienestar de otros países influye en el nuestro propio.
De alguna manera, esta pandemia nos igualó con el resto del mundo, desmontando un narcisismo occidental basado sólo en valoraciones económicas. Desde aquí, nos gustaría remarcar que en nuestros análisis, medidas y soluciones para paliar esta pandemia se ha llevado a cabo una valoración bastante sesgada, pensando en una clase media (que tendrá más o menos dificultades económicas) pero que cuenta con unas herramientas y con una red de apoyo que de alguna forma paliará y podrá soportar de mejor o peor manera las restricciones de movilidad, toques de queda o las cuarentenas domiciliarias entre otras pero, ¿qué hay de las personas en situación de vulnerabilidad? ¿qué hay de las personas que mantienen una economía sumergida que beneficia al sistema capitalista sin que éste dé respuesta a sus necesidades? ¿qué pasa cuando te encuentras en una situación administrativa irregular fomentada por la perversidad de un sistema que siempre favorece a los mismos?
Observamos una vez más como los discursos, las medidas y los consejos para hacer frente a esta crisis sanitaria están pensadas para personas que no se encontraban ya en situaciones dramáticas. Las personas vulnerables, una vez más, han sido relegadas a un segundo plano, priorizando el bienestar de los que ya teníamos una situación privilegiada.
Desde Teranga Ourense y desde el resto de los equipos que formamos parte de JuanSoñador hemos visto como se han incrementado las situaciones dramáticas, vivimos con la frustración de poder llegar a atender como se merecen, y desde el derecho que tienen, a las personas que han sido relegadas a un segundo plano por las administraciones. Nos consta que los servicios sociales de los ayuntamientos y demás agentes están desbordados, pero nos parece importante dar visibilidad y voz a las personas más olvidadas, ya que si pretendemos ser una sociedad justa y saludable debemos entender que lo social también es político.
