Gaspar es un voluntario “de casa” y así dice él que se siente en la fundación, “en su casa”. Nacido en León hace 53 años, vive y trabaja en su tierra, pero este verano ha decidido venirse a Coruña a colaborar como voluntario. Por las mañanas ha colaborado en el apoyo educativo en los proyectos de Infancia y por las tardes se encargaba de dar el Curso de español para personas migrantes en Teranga.

Se podría decir que es voluntario “desde siempre”. Como salesiano, el voluntariado está muy ligado a su vida y desde finales de los 80 colabora con proyectos educativos tanto en la educación formal como no formal.

Y es un defensor acérrimo del voluntariado: “Es un aprendizaje magnífico, porque tomas contacto con otras realidades. Entras en contacto con historias personales que te van formando en el contraste entre nuestras inquietudes y las de otros.” Alega que, sobre todo, se aprende mucho y “siempre recibes más tú que lo que puedes llegar a aportar”.

De la Fundación JuanSoñador le llama la atención “que se acoge a todo el mundo que llega y se dedica tiempo a cada persona. Más allá de las formalidades, de lo que está reglado, se les atiende tratando de ponerse en su lugar, como personas, no como números o como fichas”.

Le preguntamos qué le diría a alguien que está pensando si hacerse voluntario/a y no duda un segundo: “Que deje de pensarlo y se ponga, cuanto antes mejor. Es impresionante lo que te da el voluntariado. Soy un ferviente defensor del voluntariado, convencido de que construye mucho a la persona y le da muchas posibilidades. Siendo voluntario surgen un montón de experiencias que después te llevas”.

Y para despedirnos nos quedamos con una frase que comenta Gaspar durante la conversación: “En la vida no hay que hacer sólo las cosas en función de si recibo contraprestación o no, hay que buscarle otro sentido”.

¡Gracias Gaspar por la conversación compartida y por el entusiasmo que infundes!

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