En una ocasión escuché a un predicador comentar que “cada fundador/a, cada creyente, tiene un nombre preferido para invocar a María, para expresar su devoción, y nunca es por casualidad: dime cómo llamas a María y te diré qué tipo de espiritualidad, qué tipo de fe, tienes”. Y yo pensaba en Don Bosco… un hombre entregado totalmente en favor de la infancia y juventud en situación de mayor vulnerabilidad; un hombre siempre activo y comprometido, que pasó su vida acogiendo, educando, formando, queriendo incondicionalmente a aquellos chavales de su Oratorio, sin rendirse nunca; un hombre capaz de contagiar siempre ilusión, optimismo, alegría, aún en las situaciones más adversas….no, no es ni mucho menos casualidad que entre los muchos nombres que la tradición cristiana da a María escogiese como su preferido el de “María Auxiliadora”, y que nos pidiese a los salesianos que la diésemos a conocer y amar siempre como “la Mujer que creyó, que auxilia e infunde esperanza” (art. 34 Const. Salesianas). Era la experiencia que él tenía de María en su vida personal y era la experiencia que quería transmitir a todas las personas que seguimos sus pasos: personas capaces de auxiliar e infundir esperanza a nuestro alrededor, especialmente a quien peor lo está pasando, apoyadas siempre en la mejor Maestra que Dios nos ha regalado, María Auxiliadora.
Como educadores y educadoras de la Fundación JuanSoñador, nos unimos de corazón a las diversas celebraciones locales de la fiesta de María Auxiliadora, “la Virgen de Don Bosco”, y, como él, le pedimos que haga de todos/as nosotros/as hombres y mujeres comprometidos/as en ser auxilio incondicional de las personas más vulnerables, hombres y mujeres contagiadores/as de esperanza en estos momentos de tanto sufrimiento y exclusión, hombres y mujeres dispuestos/as siempre a acompañar sus sueños y transformar la realidad para hacerlos posibles, contando siempre con su maternal ayuda.
Pero la celebración de verdad no se agota en un día ni en un mes, sino que dura todo el año, toda la vida… de modo que, si aquel predicador un día entra por casualidad en un proyecto de nuestra Fundación y nos ve en nuestro día a día, intuya claramente cuál es nuestro nombre preferido para invocar a María sin necesidad de que se lo digamos… y antes de que descubra ese calendario que nunca falta… 😉
¡Feliz fiesta, auxiliadores/as con esperanza!
Chema Blanco
*Imágenes de @Javi_Comino