“Soy Manuel y os voy a contar mi experiencia como parte de JuanSoñador.
JuanSoñador entre muchas otras cosas trabaja con familias en riesgo de exclusión social y he tenido la suerte de formar parte de esta familia como participante, voluntario y ahora realizando unas prácticas, pero como se suele decir empecemos por el principio.
Como he mencionado mi recorrido en esta fundación empezó cuando era muy joven puesto que por desgracia provengo de una de esas familias en riesgo empezando por una madre soltera con trabajos no muy bien remunerados, un padre ausente, unos abuelos que ayudaban como podían y dos niños que no sabían cómo asimilar la situación en la que vivían. Comparto esto porque, aunque suene duro estoy muy orgulloso de dónde vengo y cómo eso me ha hecho llegar a ser quien soy.
Recuerdo perfectamente el primer día que entré a la fundación, acompañado de mi madre y mi hermana fuimos al colegio Salesianos de Lugo donde realizaban las actividades de apoyo educativo y nos recibió Tania con una amplia sonrisa y encargándose de que nos sintiéramos cómodos.
Cuando entré a JuanSoñador estaba perdido tanto en los estudios como en mi vida personal pues para mí no era fácil convivir con todas las emociones y con las situaciones que vivía pero la paciencia, ayuda y constancia de mis educadoras fue de gran ayuda. Aunque muchos me ayudaron, quiero mencionar a Viki y a Olalla en concreto ya que fueron mi mayor apoyo y siempre pude contar con ellas incluso cuando dejé de participar en la fundación.
Cuando entré no tenía un objetivo, pero con ayuda de las personas de la fundación consiguieron encaminarme, participé en sus programas de apoyo estudiantil, sus actividades de ocio, sus campamentos y empecé a considerar JuanSoñador como un segundo hogar. También tuve la suerte de formar parte de un proyecto llamado “Toma las Riendas” que es un proyecto donde se trabaja la prevención de drogodependencias que se centra en los jóvenes como eje de cambio para crear espacios y conductas saludables y sin que yo lo supiera empezó a sentar las bases de la que considero que es mi vocación.
Avanzaré el tiempo a cuando dejé la fundación, tenía 18 años, pero no es tan fácil librarse de mí pues también empecé como voluntario mientras seguía con mis estudios de informática. Aparte de ir de voluntario con los jóvenes también brindaba apoyo en las charlas que daban de voluntariado como un testigo de lo maravilloso que era.
Estamos llegando ya al final, tras la experiencia trabajando como informático en diferentes sitios me di cuenta de que no era lo mío ya que lo que más me llenaba era el trabajo que había estado haciendo como voluntario y decidí, con el asesoramiento de Viki, que me iba a inscribir en un ciclo superior de integración social. Pero para mí desgracia ya se habían cerrado los plazos de inscripción y como no quería perder un año me inscribí en un curso de dirección y coordinación de actividades de tiempo libre que es lo que me ha llevado a estar ahora de prácticas en la fundación y ha reafirmado mis ganas de estudiar integración este año.
Muchas gracias por leer este testimonio y sobre todo a JuanSoñador por el gran trabajo que realizaron convirtiendo un trozo de arcilla en una gran vasija.”