5 de diciembre.
Me gustaría comenzar estas palabras con una cita de Gloria Fuertes:
El voluntario sabe que el camino de su vocación, escogida libremente, es ir donde vive el dolor. El dolor físico o psíquico le espera y tiene que ir lleno de ilusión, alegría, comprensión y amor, tesoros espirituales que si no se tienen no se pueden dar. El dolor puede ser destruido por el amor, no sólo por la farmacia. Hacerse voluntario es también salvarse del aburrimiento, salvarse de la vulgaridad, de la rutina, del materialismo. Y os hace sentiros útiles, solidarios, amables, importantes, “medicina” que cure al de la “historia”.
Amigos y amigas voluntarias os siento soñando presentes y futuros para todas las personas que se encuentran con vosotros; os siento disfrutando de cada paso de avance de esas personas y sufriendo por cada retroceso que se produce en su camino; os siento contagiando de entusiasmo allí por donde estáis y venciendo soledades y angustias como héroes de carne y hueso que sois; os siento haciendo equipo y creando buen ambiente en ellos.
Tiene razón Gloria Fuertes, ser voluntario o voluntaria es una vocación hermosa y es magia pura de sanadores de corazones y de mentes. Sin vocación sería imposible.
En este curso en que en salesiano buscamos los sueños personales, ayudamos a encontrar los ajenos y nos abrimos al sueño de Dios para cada una de las personas, como lo hizo Don Bosco, no podemos dejar de daros las gracias por ayudar en ese camino de búsqueda del sueño de las personas que tenéis a vuestro lado, por querer formar parte de este sueño compartido, por estar ahí sin esperar nada a cambio, o sin más tal vez encontrar así vuestro propio sueño y ganar lo que no se puede cuantificar: el corazón de las personas.
Con vuestra entrega desinteresada hacéis que lo que parece imposible sea posible: el milagro de no pensar solamente en uno mismo y actuar en consecuencia.
El sueño de Don Bosco empezó también con ayuda de personas que voluntariamente se unieron a él en el arranque de su misión: Don Cafasso, el teólogo Borel, mamá Margarita… y luego vinieron los mismos chicos que crecieron al abrigo de Don Bosco y de estos primeros colaboradores, y descubrieron desde el principio la importancia que tiene el entregar a los demás, a fondo perdido, algo de uno mismo, también como agradecimiento a tanto regalo recibido de Dios creador.
En este vuestro día, para vosotros y vosotras, un gracias muy sentido y muy grande por vuestra dedicación, disponibilidad, generosidad y vuestro testimonio. GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS.
Farruco, Coord. Inspectorial de Plataformas Sociales